Monseñor Canecin: “No podemos desentendernos de la realidad, si tenemos los pies bien en la tierra”.
El obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramon Canecin, presidió la misa dominical en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario”, y en su homilía animó al “soberano” que es el pueblo a “hacer un control de gestión” en los legisladores y animó a “trabajar siempre por la igualdad en los derechos y oportunidades”.
Monseñor Adolfo Ramon Canecin, inició su predicación destacando que la misa es “la cumbre y fuente de la vida cristiana” como destaca el Concilio Vaticano II y expresó: “¡Que lindo es vivir asi el dia del Señor!, cumbre y fuente” porque “ninguna otra acción que la Iglesia realiza, se equipara a la celebración de la Eucaristía dominical, en los frutos, en la hondura, profundidad y gloria que da a Dios y, en el bien que trae no solo para nosotros sino para la humanidad”.
Destacó la importancia de conocer la estructura de cada misa, porque, “nadie ama lo que no conoce, amar para poder celebrar y amar para obtener los frutos que el Señor nos quiere regalar”.
“El corazón de Dios quiere que todos se salven”, por eso, ” hace una invitación universal, vengan todos los que tienen hambre y sed, coman y beban gratuitamente” dijo al referirse a la primera lectura proclamada.
“Hemos escuchado que el Señor invita a todos, abrió su corazón y ofreció sus bienes a todos. Dios no discrimina ni hace acepción de personas, porque Dios es Padre y quiere que todos los hombres vivan con dignidad” afirmó.
Al profundizar su reflexión señaló que “Dios quiere que todos vivamos con dignidad, abrigados en invierno y fresquitos en verano, que todos tengamos donde vivir y, ese es el designio de Dios”.
En esa línea advirtió que “la inequidad y la desigualdad” provoca “dolor en la sociedad y es fruto del pecado, que entró y había en el corazón humano”.
Invitó a “los hijos de Dios a trabajar siempre por la igualdad, en los derechos, oportunidades y en la misma dignidad” para que “todos puedan tener sobre la mesa algo para comer, una ropa para cubrirse en invierno, para vivir con dignidad” reitero el prelado.
Dijo que una “pregunta fuerte nos hace Dios hoy y, nos interpela: ¿Por qué gastan en cosas que no llenan y dejan vacío el corazón?; ¿Cuántas veces podemos pasar la vida buscando estatus o buscando reconocimiento, bienestar o placer propio?. ¿De que le vale al hombre ganar el mundo, si pierde su propia vida?” interrogo.
Más adelante dijo que “que hermoso aparece el corazón de Dios en Jesús, que es la plenitud de Dios” y remarco el pasaje del Evangelio diciendo que Jesús “tenía derecho a descansar, pero, cuando llegaron vieron que había una gran multitud y el corazón de Jesús es el corazón del Padre”.
Al referirse a la “compasión” que tuvo Jesús, y destacó que somos “discípulos e hijos de Dios” por eso pregunto. “¿Hermanos, como anda la compasión?”.
“Los apóstoles se quisieron hacerse los ´ñembotaby´(en guaraní los tontos o desentendidos) cuando Jesús les dijo ´denle ustedes de comer´ y ellos se quieren desentender”.
“Los cristianos no podemos desentender de la realidad, si tenemos los pies bien en la tierra” afirmó.
Aclaró que si bien los ciudadanos “hemos delegado roles, en diputados o senadores, porque el sistema democratico así establece, pero, el soberano que es el pueblo, tiene que hacer control de gestión, saber que están pensando, legislando o que están votando. Nosotros no podemos desentendernos” afirmó.
“Denle ustedes mismo de comer” expresó Jesús a la multitud y esa expresión “hoy es para cada uno de nosotros” remarco, porque el “Señor quiere que cada uno de nosotros pongamos lo que él mismo nos dio, nuestra vida, tiempo, talento,dones y capacidades” porque “todo lo que tenemos viene de Dios”. expreso.
“La vocación es de Dios, porque él nos llamó y nos dio la fuerza para responder”, dijo y pregunto “entonces ¿de dónde nos viene la soberbia, el orgullo o la vanagloria?”.
Remarcó que “los bienes y los dones son para ponerlos al servicio de los demás” y siempre “somos capaces de compartir el tiempo, oido y el corazón, los gestos o los bienes”.
Advirtió que “como Iglesia podemos ser autorreferenciales, al vivir siempre dentro de la sacristía” por eso que “importante es saber discernir las palabras que nos ha servido hoy el Señor en su mesa de la Palabra”.-