Sentada en una silla de plástico el costado de la ruta, con guantes, barbijo y el uniforme de enfermera puesto, con la cabeza gacha, la mirada perdida y los brazos apoyados sobre sus piernas. Elena Gómez descansa un minuto en medio de una ardua jornada de trabajo. A ella le tocó hisopar a unas 200 personas en ocho horas en un control vehicular de la provincia de Corrientes.
Su fotografía, tomada oportunamente por un colega, se viralizó esta semana y se convirtió en un símbolo del agotamiento por el gran trabajo que realiza el personal de salud en su combate cuerpo a cuerpo contra la pandemia de coronavirus.
“Estaba en la guardia y en un momento de agotamiento me senté, respiré hondo y pude decir: ‘Gracias a Dios por otro día’. En ese instante mi compañero me tomó la fotografía”, dijo la enfermera de 32 años al medio República de Corrientes. Contó que trabaja en el hospital San Roque de la localidad de Esquina, que tiene guardias de 12 horas dos veces por semana en el retén vehicular de Guayquiraró, en el límite con Entre Ríos.
“Se había habilitado el permiso para fin de año y en pocas horas fue un caos. Había gente que vino hasta de Ushuaia para ver a sus familiares”, señaló la mujer. “Estábamos hisopando a todos excepto a menores de 16 años y a los que estaban exceptuados, porque ya tenían el resultado negativo”, agregó la enfermera, que aquel día, al igual que el resto del personal de guardia, vestía doble barbijo, cofia, mameluco y camisolín.Sin escalas. De Rosario a Canadá: “Cambié los tacos por las botas de goma y un tractor”
En un momento de su trabajo de rastreo del virus, la mujer experimentó todo el peso de su agotamiento. “Sentía que me iba a desvanecer, mis piernas estaban muy cansadas y le pedí a un paciente que me esperara dos segundos porque no me sentía bien. Pedí a uno de los chicos un sorbete, que me pasó por el costado del barbijo para tomar agua”, recordó la mujer, que agregó que su descanso no duró mucho porque “la gente no puede padecer calor“, así que “seguimos hisopando“.