Vacunación estratégica en brucelosis bovina: Una herramienta clave para el control sanitario
En el marco del Clásico Rincón Sanitario de Biochemiq, Carlos Horacio Péndola, vocal del Colegio Veterinario de la Provincia de Buenos Aires, analiza la reciente incorporación de la vacunación estratégica en el Plan Nacional de Control y Erradicación de Brucelosis Bovina.
¿Es una buena medida esta que han tomado?
Sin duda. En primer lugar, tuvimos la resolución 67 en el año 19, donde se aprobó este plan de control y erradicación de brucelosis. A partir de ese año empezamos a trabajar sobre la determinación obligatoria del estatus sanitario. Eso permitió un gran avance, especialmente con el doble muestreo. Mediante su implementación se logró un mejor conocimiento del estatus sanitario de los rodeos y los establecimientos. En algún momento, se planteó que el plan no debía ser estático, sino dinámico; todo va modificándose, todo va cambiando. Creo que es el momento de tener herramientas y de ir incorporando planes para poder ir avanzando mucho más en la enfermedad.
Un detalle no menor. Dentro de este plan, está la posibilidad de usar dos vacunas. Estas vacunas deben ser utilizadas estratégicamente. ¿Qué quiero decir con eso? En un plan consensuado entre en el Senasa, el productor y el veterinario acreditado. De esta forma, vamos a poder utilizar muy bien estos inmunógenos que van a dar resultados positivos. Son medidas muy interesantes que nos abren un nuevo panorama de trabajo. Si no trabajamos todos integrados los planes no van a salir como están pensados.
¿Este cambio que hubo se debe a qué hay cepas nuevas?
No es que hay cepas nuevas, sino que estas vacunas tienen cepas diferentes las cuales hacen que, cuando se hace un diagnóstico, los anticuerpos vacunales no sean identificados por la metodología de diagnóstico. Esto nos permite hacer un mejor estudio de la prevalencia. Estas vacunas además se pueden aplicar en animales adultos. Estas vacunas pueden ser un refuerzo sobre la cepa 19.
La vacunación llega a La Patagonia, pero no a Tierra del Fuego y Antártida, ¿no?
Exactamente. Son zonas libres de esta enfermedad.
Mitre y el Campo