
Cientos de fieles forman fila desde hace varios días frente al santuario para asegurarse un lugar privilegiado cuando se abran las puertas de la iglesia este jueves. Como cada 7 de agosto en el barrio porteño de Liniers la multitud se agolpa para agradecer o para pedir por el pan y el trabajo.
Muchas carpas alineadas en la calle Cuzco al 150, con gente con mantas, mate y sobre todo mucha fe. Las personas llegan con tiempo, algunas incluso desde el fin de semana previo.
San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, es una de las figuras religiosas más veneradas por los argentinos. Su día es sinónimo de plegarias por empleo digno, salud, alimentos y estabilidad económica. Para muchos, es el único refugio en tiempos de dificultad.
Como cada año, también habrá puestos para dejar ofrendas, velas, cartas y objetos personales, que los devotos entregan como símbolo de gratitud o como parte de una promesa.
Además del componente religioso, el 7 de agosto también será una jornada con fuerte presencia sindical y social. Las dos CTA y la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), junto a otras organizaciones del Frente Sindical por la Soberanía, el Trabajo Digno y el Salario Justo, convocaron a una movilización desde la iglesia de Liniers hasta Plaza de Mayo.
La consigna de este año: “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo, fundamental el amor hacia nuestro pueblo en la liberación nacional”. La marcha comenzará a las 8 de la mañana y busca visibilizar la necesidad de políticas públicas que garanticen derechos básicos y dignidad laboral.
Esta movilización no interfiere con las actividades religiosas, sino que históricamente se ha asociado con el mensaje que San Cayetano representa: el reclamo por trabajo y sustento como derechos esenciales.