
En la localidad de Las Toscas, al norte de Santa Fe, la productora Caren Zamar encontró en el aloe vera una salida innovadora frente a las adversidades climáticas.
El proyecto nació en plena pandemia, cuando las prolongadas sequías y el calor propio del clima subtropical de la región la llevaron a buscar un cultivo resistente. “En ese momento iba a sembrar stevia, pero por suerte no lo hice. Elegí el aloe vera porque fue lo único que se adaptó a estos años de sequía. Esta planta tiene un 98% de agua en su composición y sobrevive en condiciones extremas”, relató Zamar a Agroperfiles.
La productora comenzó con 1.000 plantas, apostando por un cultivo innovador para la zona, históricamente cañera y algodonera.
“En pandemia creció mucho el consumo de lo sustentable, lo orgánico y lo natural. El aloe vera tiene una historia ancestral muy profunda y enriquecedora”, explicó.
El pasado domingo, Zamar inauguró un nuevo espacio vinculado al cultivo, con gran concurrencia de vecinos y visitantes de localidades cercanas.
Un cultivo orgánico
El cultivo que desarrolla Zamar es 100% orgánico, sin fertilizantes ni agroquímicos. Además, genera empleo local, ya que todo el proceso de siembra, mantenimiento y cosecha se realiza manualmente. “No existe maquinaria para sembrar o cosechar aloe vera. Es un trabajo artesanal. Usamos motoguadañas adaptadas para cortar malezas sin dañar las hojas, porque son muy delicadas y, si se rompen, el gel puede contaminarse”, detalló.
Con un enfoque de triple impacto, tanto económico, social y ambiental, el proyecto de Caren Zamar no solo diversifica la producción en una zona castigada por la sequía, sino que también impulsa empleo y prácticas sustentables.
Cosechar bien
El laboratorio no exige requisitos especiales, salvo que la cosecha se realice correctamente, retirando la hoja entera con su cutícula para garantizar que el gel se conserve en buen estado hasta llegar a la procesadora. Este método, que se aplica en todo el mundo, se realiza íntegramente a mano, ya que no existe maquinaria para esta tarea.
En esta primera etapa, Zamar inauguró el primer circuito turístico interpretativo de aloe vera del país, único en Argentina. El recorrido, totalmente guiado, incluye información botánica, la historia y las propiedades medicinales de la planta, actividades bajo una pérgola y la visita al almacén de productos naturales.
Sumará una planta procesadora
De cara al futuro, el proyecto sumará una planta procesadora y extractora de gel para evitar los altos costos de traslado a procesadoras de Buenos Aires. “Será la frutillita del postre, porque nos permitirá elaborar nuestros propios productos aquí mismo”, destacó.
La idea nació del amor por la naturaleza y la búsqueda de un cultivo sostenible frente al clima adverso. Tras tres años de sequía, Zamar descubrió la nobleza del aloe vera e investigó hasta llegar al Aloe barbadensis, la única variedad con propiedades medicinales reconocidas y utilizada a nivel internacional. Aunque al principio muchos productores locales dudaron, su elección hoy es un ejemplo de innovación para la región.
Las propiedades del cardo
La Aloe saponaria, común en Argentina, también se utiliza sobre la piel, pero Zamar advierte que no es recomendable aplicarla directamente sobre quemaduras o lesiones. “La hoja contiene aloína, un veneno natural de la planta, que puede causar irritación. Antiguamente se usaba en laxantes o incluso en pinturitas amargas para uñas”, explicó.
En cambio, la Aloe vera que cultiva Zamar contiene 18 de los 22 aminoácidos presentes en el cuerpo humano, lo que le confiere propiedades cicatrizantes, antisépticas y regenerativas. “Los aminoácidos son bloques esenciales para el crecimiento, la reparación de tejidos y el correcto funcionamiento de los órganos. Por eso esta planta es tan valiosa medicinalmente”, detalló.
Morfológicamente, la Aloe vera se diferencia claramente de la saponaria: hojas lisas y pulposas que pueden medir hasta 1 metro y pesar 1 kg, con floración amarilla, mientras que la saponaria es más pequeña, con pintas blancas y floración naranja.
Motivando a otros productores
El éxito del proyecto ha motivado a otros productores de la zona. “Al principio nadie quería sembrar aloe, pero después de la primera cosecha algunos se animaron. Hoy ya hay cuatro productores que entregaron su cosecha aquí, y con el movimiento del fin de semana varios más quieren sumarse”, contó Zamar. Recomienda que los interesados, incluso con pequeñas cantidades de plantas, aprovechen cualquier espacio disponible, siempre dentro de la zona norte de Santa Fe, ya que la planta no resiste temperaturas bajas del centro y sur del país.
No es el cardo común, sino una especialidad medicinal
Zamar aclara que no todo lo que popularmente se llama “aloe vera” lo es en realidad. En Argentina abunda el aloe saponaria, de hojas con pintas blancas y floración naranja, pero que no es la especie utilizada en la industria medicinal. “El aloe vera verdadero tiene floración amarilla, hojas lisas y muy pulposas, con abundante gel. De hecho, la palabra aloe viene del árabe y significa ‘sustancia amarga y brillante’, mientras que vera proviene del latín y significa ‘verdadero’”, explicó.
Tras la cosecha, el gel extraído de las hojas se envía a laboratorios, donde se convierte en base para medicamentos y productos cosméticos.
Para quienes deseen conocer el cultivo o los productos, Zamar comparte sus redes sociales: @demitierraaloevera para el cultivo y @vidaloe.ar para los productos.
Fuente :Agroperfiles